El objetivo era crear una marca que hablase el lenguaje del transporte de forma universal y que fuese atractiva e identificativa para las diferentes entidades públicas y privadas asistentes al congreso.
Para lograrlo se construyó una estrategia de marca basada en los tres entornos donde operan los medios de transporte: tierra, mar y aire. La identidad se definió utilizando un amarillo anaranjado, que recuerda a la señalización temporal de infraestructuras en fase de obras, y tonos grises que representan materiales como el asfalto y el cemento. Los caracteres expandidos hacen referencia al movimiento y a la velocidad, mientras que el bocadillo gráfico sugiere un diálogo.
Se crearon varios productos digitales y físicos, como entradas electrónicas, cartelería, presentaciones para inversores o pases especiales.